lunes, 21 de marzo de 2011

El miedo a los exámenes orales


La frecuencia cardíaca aumenta, se siente como si el corazón fuera a salirse del cuerpo, las manos sudan y tiemblan, hay una cierta necesidad de moverse, tocarse el cabello, todos estos signos demuestran el estrés que nos producen a todos los exámenes.
Muchos hemos pasado por esto varias veces pero la experiencia no logra mejorar nuestro manejo ante estas situaciones.

Cuando se les consulta a los alumnos sobre como se sienten ante un examen oral, ellos dicen que sufren cambios en su humor, alteraciones en el apetito, molestias digestivas, dolores musculares, dificultades para descansar, taquicardia, gripe, etc.´
El estrés que provocan los exámenes es tan importante que la Universidad Nacional del Litoral (UNL) llevó a cabo un trabajo de investigación que arrojó importantísimos resultados y de este modo, el miedo provocado por los exámenes pudo ser comprobado científicamente por los investigadores.
La profesora Eva Moreyra, de la cátedra de Fisiología de la Facultad de CIencias Veterinarias de la UNL lideró la investigación.  Para realizar la misma se eligieron voluntarios que como característica común, debían no sufrir adicciones ni dificultades familiares y solo rindieran una materia por turno. 
A estos voluntarios se les realizó análisis de sangre y evaluación clínica, 15 días antes del examen -que debía ser final y oral- el mismo día del examen y 15 días después.  Al examinar los resultados, los profesionales llegaron a la conclusión de que todas las variables clínicas estudiadas cambiaban: frecuencia cardíaca, ritmo respiratorio, presión arterial y valores hematológicos.
Osvaldo Panza Dolíani, investigador en neurociencia, docente de la Universidad del Salvador y co-autor del estudio, agregó que el efecto se vuelve acumulativo y recrudece cuando el alumno rinde más de una materia por fecha de examen o si se suman otras complicaciones cotidianas o personales a esa situación.
 El cambio más significativo que se produce, es el aumento de la llamada hormona del estrés. El cortisol que si bien es una hormona vital para el organismo, en exceso puede llegar a destruir neuronas. Y la variación es mayor  en las mujeres, pues se deben sumar los cambios hormonales propios de sus ciclos ovulatorios, en los que entre otros puntos se desmodula el estado anímico y baja la glucosa.
Y aún aquellos que dijeron no ponerse nerviosos ante un examen final,  también evidenciaron variaciones, por los cual los investigadores dicen que no se trata de un proceso psicológico, sino de un “proceso cerebral”.
El estudio debe ser un llamado de atención sobre el tipo de relación que establece la Universidad con los alumnos,  pues el examen oral universitario es distinto al temido "pase al frente" de la adolescencia.
Lo que debemos comprender, es que el examen oral, exige al cerebro más habilidades que el escrito, pues pone en juego  capacidades linguisticas, que podría considerarse como una ventaja pues mientras uno se expresa a la par puede  aprovechar para ir ampliando o corrigiendo lo que se dice, pero la verdad, es que inevitablemente se activara la amígdala cerebral, ya que es como someterse a un juicio, en donde uno será aprobado o no.
Para nosotros animales con impulso gregario, que llegamos hasta aquí por vivir en comunidad, la aprobación de los otros es vivida con estrés, ya que el pertenecer a un grupo  era fundamental para garantizar nuestra supervivencia.
Las consecuencias del estrés y el miedo que producen los exámenes, lleva a respuestas primitivas que tienen como una de sus consecuencias negativas, que  muchos se retiren del combate siendo intelectualmente capaces.
Según Pablo Daniel Vain, Mágister en Educación, y profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones, los exámenes son tan estresantes, que el fracaso no se debe a que los estudiantes no sepan, sino a la gran tensión que genera enfrentar a un profesor, pues el examen resalta las relaciones tipo: “Yo tengo el poder, vos no, y yo puedo regular con este instrumento toda nuestra relación"
Además de modificar las formas tradicionales de evaluación, según Eva Moreyra, los estudiantes deberían contar con información que le indique como organizar sus horas de estudio, sus horas de dormir, la nutrición que requieren, y conocer que es necesario descartar las ansiedades, los tóxicos, los deportes agresivos, las discusiones y los programas de televisión que contengan imágenes de violencia
Podemos agregar que si estamos en estrés nuestro cerebro no podrá contar con las funciones cognitivas y ejecutivas básicas para la incorporación de nuevos datos de nivel elevado como lo es el estudio de una materia, por ello es aconsejable ser organizado a la hora de ponerse a estudiar, hacerlo en un contexto ordenado, que permita a la UCCM (unidad cuerpo cerebro mente), lograr el estado necesario para incorporar los conceptos nuevos.
También se debe tener en cuenta, que la información debe ser dada en forma gradual,  y que para este tipo de aprendizaje es necesario reiterar varias y desde diferentes ópticas la información,  para que se automatice y finalmente puedan integrarse, ya que el conocimiento fraccionado es una dificultad común en cualquier formación.
Mientras estudiamos, en lo posible no debería haber otro estímulo que distraiga al cerebro, y para que lo que estudiemos se organice en nuestra memoria debe pasar un tiempo aproximado de tres horas.
Pero si luego de haber estudiado, por ejemplo nos dedicamos a escuchar música fuerte, vamos a lugares con mucha gente y sonidos elevados, jugamos videojuegos, vivimos situaciones de nerviosismo, comemos mal, etc., lamentablemente lo que hemos estudiado, será en el mejor de los casos guardado débilmente en nuestra memoria, pues la UCCM, está preparada para dar prioridad a los estímulos que produzcan mayor actividad de nuestros neurotransmisores encargados de fijar lo aprendido en la memoria.
Y esto ocurre porque, inevitablemente, frente a dos estímulos el organismo prioriza aquel que libera neurotransmisores con mayor intensidad.
Podemos concluir por ello, que a través de los resultados del trabajo realizado por la UNL, y aquellos que muestran los resultados adversos que produce el estrés en nuestro organismo, que es necesario al igual que en todos los ámbitos de nuestra vida, humanizar nuestras acciones, y trabajar en pos de una “educación para todos” (neurosicoeducación), que nos permita entender nuestra biología, a la par que nos formamos para desarrollarnos como verdaderos seres humanos capaces de comprendernos y respetarnos a nosotros mismos y a los otros.
Los resultados de la investigación, se encuentran en el trabajo "Cambios orgánicos asociados con el temor durante las evaluaciones en la universidad", realizados por Moreyra y Panza Doliani en forma conjunta y que recibió el premio Profesor Braulio A. Moyano al mejor trabajo de Neurociencia Cognitiva, otorgado por la Asociación Argentina de Investigación en Neurociencia. (Asociación Educar)

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