lunes, 19 de diciembre de 2011

Estar presentes en cada momento.


Vi una tarjeta de San Valentín que mostraba a una pareja besándose en el asiento delantero de un coche. El mensaje decía: "Si usted puede besar mientras conduce de forma segura, usted no está dando al beso la atención que merece."

   Cualquier cosa que vale la pena hacer, vale la pena hacerlo con todo el corazón. Y la mente. Y el cuerpo.

   Nos metemos en problemas no porque hacemos cosas que están mal, sino porque nos enfocamos en nuestras actividades con intenciones divididas. Nuestro cuerpo está haciendo una cosa mientras que nuestro corazón está en otra parte. Vamos a puestos de trabajo donde preferiríamos no estar, dormimos con personas que no amamos, vamos a fiestas que, en secreto, consideramos aburridas, hablamos por celular o mandamos mensajes de textos tratando de conectarnos con un otro, mientras estamos compartiendo un almuerzo o una conversación con alguien a quien desatendemos.  Al mismo tiempo, amamos a personas a quienes no le expresamos nuestro amor, nos negamos a nosotros mismos alimentos que realmente nos gustan, tenemos impulsos creativos que no seguimos, conocemos verdades sobre las que no actuamos.

  Tengo una definición muy simple de la integridad: una persona es íntegra cuando lo que está haciendo en el exterior coincide con lo que es por dentro. Conozco gente que hace cosas con las que no estoy de acuerdo, o que yo no haría, pero yo los respeto por ser 100% lo que son. Ellos son íntegros.

   He leído un artículo fascinante en US Today sobre el “multi-tasking” o “multi-tarea”, el proceso de hacer varias cosas a la vez. El escritor afirmaba que inventamos dispositivos para ahorrarnos trabajo  y tener más tiempo para disfrutar de la vida. Pero en lugar de disfrutar la vida con el tiempo extra, encontramos más cosas que hacer. En última instancia, nuestra vida no es más rica debido a nuestros correos de voz, e-mails, teléfonos celulares, faxes, beepers, microondas, …..simplemente estamos “más ocupados”. Si hiciéramos más de las cosas que realmente queremos hacer con nuestro tiempo libre, estos inventos valdrían la pena. En cambio, encontramos más cosas que "tenemos" que hacer.

   A finales de la década de 1950 una encuesta preguntó a un grupo numeroso de personas si se consideraban felices. Casi el sesenta por ciento del grupo respondió que sí. Hace unos años un estudio similar se llevó a cabo, y el 57% del grupo respondió que sí. Por lo tanto aparentemente toda nuestra tecnología no ha mejorado la calidad de nuestra vida. Cantidad de actividades, con seguridad, la calidad… no lo sé.

   ¿Qué es, entonces, lo que hace a nuestra vida cualitativamente mejor? La presencia. Estar 100% con lo que estamos haciendo. Realizar nuestros trabajos, enfocarnos en nuestras relaciones,
todo con nuestra mente y nuestro corazón completamente presentes donde estemos.
   Estar presente en cada cosa que hacemos, escuchar a quien nos está hablando, mirarlos a los ojos, conectarnos con ellos, escucharnos a nosotros mismos, conectarnos con nosotros.
En realidad no necesitamos más tiempo para conectarnos, solo unos pocos momentos de plena presencia, de consciencia plena pueden ser completamente satisfactorios.

   Todo es como besar y conducir. Si estás conduciendo, realmente conduce. Si estás besando, realmente besa.

Mi deseo es que todos podamos tener presencia plena en cada minuto de estas fiestas y en cada día del nuevo año!

1 comentario:

  1. QUE LINDO LO QUE ESCRIBISTE!! OJALA CON ENTRENAMIENTO PUEDA PONERLO EN PRACTICA.
    BUENAS FIESTAS! BUEN AÑO.
    Luisa

    ResponderEliminar