jueves, 21 de marzo de 2013

¿Las emociones son contagiosas?


El cerebro tiene la capacidad de leer la mente propia y el mismo circuito neuronal que utiliza para hacerlo, lo usa para leer la mente ajena.
Tener consciencia de la realidad interna nuestra y de otra persona, son, en un sentido, actos de empatía.
Esto se ha denominado “neurobiología interpersonal” y ha surgido cuando la ciencia ha descubierto el “cerebro social”.
El cerebro social incluye una multitud de circuitos, diseñados para sintonizar e interactuar con el cerebro de otra persona.
Un descubrimiento clave para entender el funcionamiento del cerebro social fueron “las neuronas espejo” que actúan como un “wifi neuronal” para conectar con otro cerebro.
Este descubrimiento puede explicar porqué las emociones son contagiosas. En varios experimentos realizados, se pudo observar lo que sucedía con la emocionalidad de dos extraños. 
Al llegar al laboratorio, cada uno completaba una lista de verificación de su estado de ánimo. Luego se miraban en silencio durante dos minutos y a continuación, cada uno completaba nuevamente la lista chequeando su emocionalidad.  Se comprobó que la persona que era más expresiva emocionalmente transmitía sus emociones a la otra en solo 2 minutos en silencio.
Esto se realiza por medio de las neuronas espejo.
Por lo tanto, en cada una de nuestras interacciones hay un subtexto emocional que es sumamente importante ya que estamos impactando en los estados de ánimo de otras personas todo el tiempo.

Ahora bien. Una pregunta interesante es ¿Quién envía las emociones y quién las recibe en estas interacciones?
-En el caso de pares, la persona que envía es la que es más expresiva emocionalmente.
-En situaciones donde hay diferencias de poder (en el aula, el trabajo, la familia, las organizaciones en general) la persona “con más poder” es el que marca la emocionalidad para el resto del grupo.

En cualquier grupo humano, las personas prestan más atención a lo que la persona más poderosa hace o dice.
Hay estudios que muestran que si el líder de un grupo está de buen humor o tiene una emocionalidad positiva, la misma se transmite y contagia a los demás y esa actitud positiva colectiva mejora el rendimiento del grupo.

Este contagio emocional funciona automática, instantánea e inconcientemente y fuera de nuestro control intencional.
Teniendo esto en cuenta podemos ser conscientes de que, dependiendo de las personas a las que adjudiquemos algún grado de poder, ellos influirán en nuestra emocionalidad, sea de una forma positiva o negativa.
En ciertos casos no podemos elegir a quienes nos lideran pero, al menos, podemos ser conscientes del efecto que tienen sobre nuestras emociones y, tal vez, podremos “aprovecharlo” o “minimizarlo”.

Todos somos líderes en algún lugar ( en nuestra familia, el trabajo, la escuela, el país, el mundo…) en el día a día, en distintas interacciones personales.  Seamos conscientes que nuestra emocionalidad no solo será percibida por los demás, sino que influirá en ellos de manera positiva o negativa.
Tal vez podamos elegir que clase de líderes queremos ser.
Observemos el efecto que distintas personas, sus actitudes, sus palabras, sus gestos producen en nosotros y que efecto tienen las nuestras en los demás.

Cuando necesitemos “cargar nuestro tanque” con emociones y energía positiva, tengamos presente que elegir cuidadosamente a quién y qué queremos escuchar puede ser una gran ayuda para vivir mejor.           

4 comentarios:

  1. Clarísimo Claudia, como siempre!

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  2. Excelente as always. Y a contagiarnos de buenas energías¡!

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  3. Excelente articulo Clau, chapot reina !

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  4. Gracias Claudia por difundir estos temas. Son de gran valor para la vida.

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