La vida es una
escuela. A ella venimos a aprender todas las lecciones que necesitamos.
En nuestros
primeros años aprendemos básicamente a sobrevivir pero luego, cuando eso ya lo
hemos conseguido y ya no es necesario, nos enfrentamos con lecciones cada vez más
complejas, cada vez más profundas que tienen que ver con la esencia misma del
ser humano, con la esencia de ese ser humano que elegimos ser.
Enfrentarnos a lo
bueno y lo malo, a la luz y a la sombra en nosotros y en los demás es parte
necesaria de ese proceso.
Experimentar lo
bueno y lo malo, lo lindo y lo feo, la alegría y la tristeza, la honestidad y
la deshonestidad, la lealtad y la traición y todo el arco íris de emociones,
actitudes y experiencias que van desde la mayor iluminación hasta la oscuridad
más profunda es un paso indispensable para que, una vez que las hemos conocido,
vivenciado, atravesado y conozcamos todo el espectro, en cada caso, podamos re-elegirnos. Es aquí donde reside
nuestro verdadero libre albedrío, elegir
el ser humano que queremos ser, elegir el lugar de luz o de sombra y cada
día diseñar como vivir el resto de nuestra vida.
Es por esto que,
cada vez que nos encontremos con situaciones, actitudes, emociones,
intercambios, palabras, sufrimientos, experiencias que nos resulten difíciles,
negativas, hostiles, oscuras, tal vez, podamos pensar “Qué puedo aprender de
esta situación o de esta persona?”Es
allí donde están nuestros mejores “maestros”, es allí donde está nuestro mayor
potencial de aprendizaje y crecimiento.
Para esto hemos
venido a esta vida, para crecer y ser cada vez mejores seres humanos con una
mayor conciencia….si eso es lo que elegimos!
Neurosicoeducando para aprender qué es el estrés, cómo nos afecta, cuáles son sus caminos, qué podemos hacer para minimizar sus efectos, es parte de nuestro objetivo de enseñar y aprender para vivir una vida mejor! Gracias a La Posada del Té nuevamente por facilitarnos su espacio para hacer esto!
El estrés es parte de tu vida? Puede brindarnos algún beneficio? O sólo podemos "sufrirlo"? Vamos a estar incursionando en este tema de nuestra vida diaria en: La Posada del Té Lunes 11de Agosto 19 hs. Buscando una forma de vivir mejor!
Qué podemos regalar a un amigo o amiga
muy querido? Algo muy valioso, que solo nosotros
podemos ofrecerle y que al
dárselo a esa persona no se lo podemos dar a nadie más? Algo que una vez
ofrecido no podrá volver a usarse, que no se recupera y que solo nosotros
podemos elegir a
quién darlo? Nuestro tiempo! Nuestro tiempo y nuestra atención!
Qué otra cosa puede alimentar mejor una
amistad que esos minutos, horas, días que dedicamos a esos amigos del alma con
quienes sincronizamos, a quienes recurrimos cuando queremos que alguien nos
escuche y nos entienda, quienes saben que cuando ellos nos necesitan nosotros
estamos para ellos?
Ese tiempo compartido único, irrepetible,
valiosísimo, escaso y abundante, ese tiempo maravilloso que sólo se puede
compartir con los amigos.
Por esto te invito a que, en una sociedad
que nos invita a pensar en regalos materiales para cada ocasión, no dejes de
festejar realmente este día del amigo ofreciéndole a esa persona o personas
especiales que son tus amigos lo más preciado, intangible, pero valioso como tu
mejor joya, que es tu tiempo y tu atención!
Mirémosnos a los ojos al hablarnos,
apaguemos el celular por ese rato, escuchemos con toda nuestra atención y
estemos en cuerpo y alma en una verdadera “comunión” (=común unión) con nuestros amigos!
Nuestro mejor regalo para el día del amigo y para cada día de nuestra amistad!
La
velocidad vertiginosa de la vida moderna y nuestra preocupación extrema por el
futuro pueden acecharnos y empobrecer el presente.
Casi
todos los avances tecnológicos nos permiten realizar más tareas y con mayor
rapidez. La ventaja de ahorrar tiempo va
de la mano con el gran valor que le damos a ser previsores para el futuro. Esta “virtud” puede ser tan agresiva que
incluso en la conversación más irrelevante somos capaces de no estar escuchando
sino planificando una respuesta ingeniosa.
Ahorrando
tiempo (¿para qué?) y planificando el futuro (que llegó ayer pero que en
realidad no llega nunca) perdemos las amplias posibilidades del presente.
Saborear
o disfrutar la vida es la conciencia del placer y la atención consciente y
deliberada ante la experiencia de éste.
Cinco
técnicas que favorecen el disfrute o saboreo:
Compartir con otras
personas:
buscar otras personas con las que compartir la experiencia y a quienes
contarles el valor que le otorgamos a ese momento.
Guardarlo en la memoria: tomar una fotografía
mental o llevarse algún recuerdo físico del evento y evocarlo más adelante.
Autoelogio: no temer al orgullo. Recordar el tiempo que esperamos por este
momento y felicitarnos por habernos entrenado para poder hacerlo.
Agudizar la percepción: centrar nuestra atención
en los elementos que elegimos y omitir los demás. Por ejemplo, al escuchar una música cerrar
los ojos y así agudizar nuestro sentido del oído.
Ensimismamiento: permanecer completamente
absorto y tratar de no pensar, sino solo sentir. No pensar en lo que se debería
hacer, qué ocurrirá a continuación o tratar de mejorar el momento. Solo vivirlo. Dejar fluir.
El saborear o disfrutar la vida es
transitarla con la mayor fluidez posible,
no son las metas o los logros
solamente. Tratemos de saborear el antes , el durante y el después de los
mismos. Unicamente así, podremos encontrar el sentido mismo de la vida.
Nuevamente La Posada del Té convocó a un grupo de cerebros inquietos y curiosos para que pudiéramos disfrutar de muchas emociones y aprendizaje. Un placer compartir tiempo y conocimientos con ustedes en un lugar tan acogedor, un verdadero contexto enriquecido para el aprendizaje!
En un estudio realizado en
UCLA’s Center on Everyday Lives of
Families, se observó como los niños son socializados y aprenden un
lenguaje en distintas partes del mundo y se utilizó como contraste la experiencia
en Samoa (isla en el Pacífico Sur, población: 195.000 habitantes) y en la clase
media americana como ejemplo de la civilización occidental.
En Samoa
se alienta a los niños desde muy pequeños a dirigir su atención hacia los
otros. Es común que los cuiden sus
padres como así también parientes, amigos y se acostumbran a prestar atención a
los demás y sus necesidades. Al ser
cargados por sus madres los bebés van mirando hacia fuera. Aún antes de caminar los niños observan y
tienen en cuenta lo que los demás hacen y lo que sienten.
Por contraste en el mundo occidental en una sociedad
más individualista, los niños desde muy pequeños se focalizan en sus propias
necesidades y deseos. Los padres llevan a los bebés en cochecitos, en asientos
especiales en el auto, en sillas altas para comer, duermen en sus cunas en sus
propios dormitorios, algo que sería impensable en otras culturas.
Antes de ingresar al jardín
de infantes el círculo de personas que cuidan al bebé está limitado, en
general, por sus padres y tal vez una babysitter que puede ser una abuela o una
empleada. A estos bebés se los estimula para que presten mucha atención a
objetos, sus formas, colores, sonidos.
Estas diferencias culturales
en la forma que son criados los niños y como se entrena su atención, se ve
reflejada en la vida social.
En una parte del estudio realizado en UCLA’s Center on
Everyday Lives of Families se focalizó
la observación en un momento muy importante del día: la llegada de los padres a la casa a la noche y la cena.
Lo que se observó fue que la
mayoría de los niños, ante la llegada de sus padres, continuaban focalizando su
atención en sus pequeños mundos, frecuentemente electrónicos.
Los padres se prestaban tan
poca atención uno al otro como los chicos le prestaban a ellos. Tal vez, un niño por un momento sintonizaba
con la llegada de la madre. El 80% de las veces los padres eran ignorados o
tratados como “un segundo foco de atención” tal vez recibiendo un saludo con la
mano o un “choque los cinco”.
Lo que fue evidente es que
es muy raro que un niño se levante y pregunte a su mamá o papá “Cómo estás?”
Si existe un momento que
deberíamos considerar como sagrado en la vida de la familia tal vez sea la cena, un momento en el ajetreo
diario donde los miembros de esta mini-sociedad se encuentran y comparten sus experiencias,
sus preocupaciones, sus alegrías, sus vivencias, sus sentimientos…………..su vida.
En el estudio se observó que
las familias observadas cenaban juntas 17% del tiempo, aún cuando todos estaban
en casa.
Tal vez en esta época
postmoderna, la cena es una comida que ocurre en diferentes momentos, en
diferentes lugares de la casa y con diferentes participantes.
En una cena típica, dos
miembros de la familia pueden cenar pollo en la cocina, alguien entra casualmente
y se une a ellos, luego uno de ellos se va de la mesa, mientras otro miembro
del grupo come pizza en su cuarto mientras trabaja en la computadora.
Aún cuando las familias
hacen un esfuerzo y cenan juntos, muchas veces la cena se convierte en un
momento en el que se focaliza la atención en las cosas negativas ocurridas
durante el día.
Muchas veces el padre toma
el rol en ese momento de “evaluar” los eventos del día. La madre le dice a los
hijos que le cuenten a su padre lo que pasó en la escuela y muchas veces la
cena termina en una serie de reprimendas y amenazas que lejos de crear un
momento de compartir se convierte en un interrogatorio odiado y odioso para
todos.
En esta sociedad donde los
logros y los resultados son tan importantes, muchos padres en su afán de
encaminar la vida de sus hijos por el sendero del éxito, fijan su atención en
los logros académicos, los cuales, si bien son importantes, no son los únicos
logros que deberían ocupar nuestra atención.
Hoy en día se presta mucha
atención a la inteligencia emocional de las personas, tanto o más que a sus
calificaciones académicas.
La resolución de conflictos,
resistencia a la frustración, capacidad de decidir, manejo de las emociones,
planificación, automotivación, creatividad, perseverancia, autoestima, manejo
de relaciones interpersonales son algunas de las funciones ejecutivas de
nuestro cerebro que constituyen nuestra inteligencia emocional y que
necesitamos aprender desde pequeños.
La educación académica es
muy importante y no debe ser descuidada pero no olvidemos que la educación emocional es esencial para
ayudar a desarrollar seres felices.
Sin duda la familia es el
lugar de origen donde todos aprendemos a ser emocionalmente inteligentes y para
ello es importante crear el momento, el lugar, el contexto donde podamos hablar
de nuestras experiencias diarias, de nuestros logros, de nuestros fracasos, de
nuestros miedos, de nuestras emociones, de nuestras frustraciones con nuestros
seres más cercanos, con quienes podemos sentirnos seguros y contenidos para
abrir, bucear y mostrar nuestro mundo interior pues todo esto hace a nuestra
vida como seres humanos íntegros.
Tal vez la cena sea un buen
momento para elegir en qué focalizar nuestra atención y cómo educar a estos
maravillosos cerebros que tenemos en nuestras manos empezando por un cariñoso “Cómo estás hoy?”
Estamos donde estamos en
cada minuto? O solo dejamos nuestro cuerpo físico y nuestra mente y espíritu
vuelan a otro lugar donde tampoco estamos? Aprender a vivir cada minuto aquí y ahora. Es lo único
que realmente tenemos, el pasado es solo un recuerdo y el futuro es una ilusión
que no sabemos si llegará. Vivir cada minuto compartiendo con los demás lo más
valioso que tenemos, nuestro tiempo, con conciencia y presencia plena. Un gran
desafío de esta época y mi invitación para que estemos presentes cada día de este nuevo año que comienza hoy!